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5 ARGUMENTOS A FAVOR Y EN CONTRA DE LA PENA DE MUERTE EN EE.UU.

A FAVOR

EN CONTRA

Hay crímenes tan atroces que a quienes los cometen se les tiene que hacer pagar un precio equivalente al daño que han hecho. La pena de muerte reestablece el orden justo que ha sido alterado con el crimen.

La pena de muerte es un castigo irreversible por definición. Después no hay redención posible. Y  ningún Gobierno tiene la autoridad necesaria para quitarle la vida a una persona.

La Constitución de Estados Unidos prohíbe expresamente los castigos «crueles e inusuales», aunque no la pena de muerte y tampoco obliga a que ésta se aplique de forma indolora.

La gente teme a la muerte más que ninguna otra cosa, así que la pena capital es la mayor disuasión para el crimen. Además, algunos crímenes son tan graves que sólo con la muerte se hace justicia.

Quienes cometen crímenes penados con la muerte no son representativos de la sociedad estadounidense. Además, se han establecido sistemas que garantizan a todos una defensa justa.

El coste para los contribuyentes de un caso que involucra la pena de muerte es muy alto, pero mayor sería el de mantenerlo durante el resto de su vida en prisión con una cadena perpetua.

La pena de muerte es más cara que la cadena perpetua. Además de los años en prisión del preso, los contribuyentes tienen que costear los largos procesos judiciales.

La cantidad de negros e hispanos en el corredor de la muerte supera a la de su proporción en la sociedad. Al final, a los únicos que se les aplica la pena capital es a los pobres.

No hay datos fiables que prueben que la pena capital sea efectiva para detener el crimen. Los estados que aplican la pena de muerte no tienen menores tasas de criminalidad que los que la abolieron.

No hay castigo mayor que la muerte, ni su dolor ni sus consecuencias pueden superarse, por tanto es el más cruel e inusual, algo que prohíbe la Constitución estadounidense.

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